domingo, junio 10, 2007

UN RECONOCIMIENTO A LAS MUJERES

Mónica Viviana
Mozo Rincón
nikamoz@hotmail.com

El 10 de mayo se cumplió un año de la trascendental sentencia de la Corte Constitucional con la que se despenalizó en tres casos especiales el aborto y con la que se reconoció a la mujer como un ser autónomo, dotada de derechos y suficiente razonamiento para hacer uso de ellos. En un país que se destaca por tener un catalogo extenso de derechos y formas novedosas de defenderlos como la tutela, hacía falta una decisión de este calibre para ratificar que la constitución del 91 es una de las más generosas en este aspecto, aún con todas las críticas que tiene a cuestas.


Esto no quiere decir que se haya legalizado el aborto, pues lo que hizo la Corte
Constitucional fue despenalizarlo en unos casos concretos: cuando el embarazo
sea producto de una violación, cuando se ponga en riesgo la vida de la mujer y
en caso de feto inviable, en los cuales ni la mujer que se lo practique, ni el
médico que lo haga tendrán una sanción penal por ese hecho.
Sin embargo, esto no surgió de la noche a la mañana, sino que fue un arduo trabajo de varios grupos dedicados a buscar una verdadera equidad de género, en el que la mujer cumpliera más que un rol meramente reproductivo, y pasará a ser autosuficiente y libre para elegir sobre su cuerpo y con ello determinar su proyecto de vida.


La mujer, como sujeto especial de derechos, también debía ser escuchada y sus decisiones respetadas, por que la dignidad humana que se proclama como base de la sociedad colombiana, implica también el respeto por las libres elecciones de cada cual, la autodeterminación, y el tener la opción de una verdadera realización personal sin ningún tipo de coerción.

Sin embargo, en una sociedad mojigata como la colombiana, la estigmatización y el señalamiento no se hacen esperar, por ello es importante un control a estas intervenciones, pero sobre todo, crear conciencia en el sentido de aceptar las decisiones de los demás y valorar la autonomía individual de las personas como principio del inicio de una sociedad enmarcada en un Estado Social de Derecho.

Con la anterior exposición no quiero hacer una apología al aborto, simplemente me parece importante que las personas conozcan una decisión que cambia la perspectiva de la mujer en todo sentido y avala sus derechos, reconociéndola como parte integrante de un país en el que la iglesia católica, principal opositor del fallo, tiene tanto poder, y donde existen muchos prejuicios frente a estas situaciones que se ven todos los días pero a las que les damos la espalda, para intentar creer que no existen.

La vida siempre será un derecho preponderante, ¿pero de qué sirve vivir si es un estado indigno? En un país cargado de violencia, de pobreza y de inequidad, ésta frase puede considerarse de “cajón” e insulsa, pero es a partir de la creación de estas inquietudes que las personas pueden cuestionar la situación actual y superar el conformismo, iniciando una lucha que puede generar cambios tan drásticos como este, dando esperanza y demostrando que aunque son procesos largos en los cuales se debe pelear contra frentes bastante fuertes, valen la pena, y se pueden alcanzar logros tan importantes como lo fue la decisión de la Sentencia C-355 de 2006.